El año 2020 será recordado por todos como distinto, difícil, desafiante y de adaptación. El COVID-19 entró en nuestro país en Marzo y a medida que veíamos cómo países más avanzados tales como España, Alemania, Italia e Inglaterra iban sufriendo pérdidas, colapsos hospitalarios y confinamientos, en nuestro país comenzaba a pasar lo mismo.
El primer mes fue durísimo, la incertidumbre recorría cada comuna chilena y absolutamente nadie podía presagiar lo que nos esperaba. El comercio perdió fuerza, los empleos temblaban y los empresarios y dueños de negocio lidiaban con difíciles decisiones para garantizar FUTURO a sus colaboradores, proveedores y clientes.
No fue distinto para TOPWOOL.
El inicio de año 2020 nos llenó de dudas y miedos pues al ser una PYME sentimos que no íbamos a tener el mismo apoyo o que no íbamos a aguantar una crisis tan letal como la que se veía venir.
Como buena empresa familiar, comenzaron las reuniones, el trabajo en equipo y sobre todo el ímpetu y la actitud necesaria para abordar situaciones difíciles como lo es una crisis mundial, no sólo económica sino que principalmente sanitaria.
CRISIS ES OPORTUNIDAD
Muchos hemos escuchado de los más positivos en tiempos adversos este lema, cuesta asumirlo y creerlo, pero siempre habrá una luz de esperanza si nos focalizamos y logramos ver debajo del barro.
En nuestro caso particular, el mercado de materias primas se hundió y los principales compradores de Lana del mundo pararon sus faenas y sencillamente dejaron de comprar. Por otro lado, la comercialización con el exterior se hacía cada vez más difícil. Envíos mucho más caros, disminución de la frecuencia, aduanas y puertos restringidos, etc.
Por otro lado, y más importante aún, comenzaron las cuarentenas y con ello el cierre temporal de locales, talleres y tiendas de nuestros principales clientes.
¿Se veía difícil no?
Tratando de reinventarnos un poco en este sentido, buscamos llegar más directamente al consumidor final con kits de tejidos y manualidades que nos permitieran amortiguar un poco la baja en ventas. La respuesta fue fenomenal y poco a poco comenzamos a notar un mayor interés por parte de nuestra audiencia en redes sociales. Con el poco stock que teníamos de estos productos y una reposición sumamente lenta por motivos obvios, fuimos adaptándonos y logrando satisfacer gran parte de los pedidos.
A las semanas, comenzaron a contactarnos clientes con requerimientos de pedidos pues sus propios clientes ya le estaban consultando por productos o talleres disponibles.
Las cuarentenas, el tiempo de ocio y la incertidumbre hicieron de las suyas y crearon un ambiente de manualidades en los hogares. Algunas tejían para relajarse y así hacer de la cuarentena un tiempo más placentero, otras quedaron sin trabajo y veían en las manualidades una opción para hacerse un ingreso desde casa.
Así, fueron pasando los meses y cada semana más clientes nos contactaban y solicitaban productos. Muchos clientes nuevos fueron apareciendo y nosotros, con muchas bajas en nuestro equipo, tuvimos que dar nuestro 100% y más para poder cumplir.
Fue y ha sido difícil enfrentar el Boom de la lana en plena pandemia pero estamos contentos por haber dado y seguir dando el mejor de nuestros esfuerzos y dedicación para que cada día más personas encuentren en esta increíble fibra natural, una vía de escape y recreación.